Intentar realizar un perfil de un Maestro en pocas palabras, a veces, es una tarea difícil pero esta vez hablamos de un Maestro que hizo de la complejidad de la vida una cosa simple reduciéndole los espacios al misterio; entonces resulta más fácil, simple, encontrar su enseñanza más importante, el mensaje que más le interesaba que llegara a sus alumnos: "la unión de los hombres a través de las Artes Marciales". Y así fue que estableció ese modo de relación entre Maestro y alumno de la manera más simple en la que el respeto mutuo surgía por si mismo sin necesidad de establecerlo. Fue así de simple, desde la enseñanza de la técnica hasta los conceptos filosóficos que acompañan a la práctica, y toda esa simpleza la volcó en la vida diaria porque poseyó la sabiduría de entender lo simple de la vida y así transmitirlo con su palabra y su acción.
Su idea de la práctica del Arte Marcial está condensada en un concepto que hemos escuchado de él muchas veces: "Nuestro método de enseñanza tuvo como base la disciplina ligada al humanismo, propiciando el principio de existencia del progreso mutuo en la paz y la armonía. Un buen karateca no es un práctico ni es un teórico, pero sí un hombre que trabaja en beneficio de la sociedad" (Extraído de la revista Shorin - Brasil 450 aniversario - Marzo 2007).
Por todo esto decimos al principio que al realizar la semblanza de un Maestro siempre encontraremos una faceta particular que resaltará sobre todo lo demás. En nuestro Maestro Shinzato ese aspecto particular fue su manera de concebir la práctica del Arte Marcial como un medio y un modo de acercamiento entre los hombres más allá de ideales y credos, es decir, el Arte Marcial como elemento unificador en la sociedad. Esa fue su vida, esa fue su meta y así fue entendido por muchos que lo conocieron. Fue mucho más que un Maestro de Karate-Do, fue y será ejemplo para las generaciones venideras pero por sobre todo fue y será un "Maestro de la Vida".

Héctor González Ceballos - Director Shin Shu Kan Argentina